Si necesitabas un buen argumento para invertir en la creación de contenidos originales, vamos a ofrecértelo ahora mismo: las consecuencias jurídicas de publicar contenidos robados pueden incluir graves multas e incluso la cárcel.

 

En Internet hay mucha gente que reutiliza contenidos sin solicitar la autorización de su titular. Y no se dan cuenta de que actuar así supone infringir sus derechos de propiedad intelectual.

 

Actualmente, la propiedad intelectual e industrial representa un volumen enorme dentro del PIB de cualquier sociedad desarrollada. Por eso los gobiernos e instituciones internacionales están altamente comprometidos en la protección del capital inmaterial.

 

¿Qué se considera “publicar contenidos robados”?

La protección intelectual cubre la forma en que se expresan los contenidos. Es decir, no protege el tema en sí, sino su forma de manifestarlo.

 

Por ejemplo, puede haber cientos de artículos que expliquen cómo funciona una herencia. Todos ellos pueden hacer su propio acercamiento al concepto y destacar lo que consideren interesante. Lo que no pueden hacer es copiar la estructura o el contenido de otros autores. Ni siquiera cambiando su orden o enmascarándolo con sinónimos.

 

Del mismo modo, puede haber miles de fotografías de un amanecer. E incluso de una pareja paseando por la playa justo al amanecer, por concretar más. Lo que no podemos hacer es copiar la fotografía que ha hecho otra persona o utilizarla sin su permiso.

 

En definitiva, son contenidos robados todos aquellos que utilicen la estructura o sustantividad de otros que pertenezcan a un tercero. Siempre que utilicemos este tipo de material correremos el riesgo de incurrir en plagio.

 

¿Cuáles son las consecuencias del plagio?

Las consecuencias jurídicas de publicar contenidos robados dependerán de las leyes de cada país. Además, hay instituciones internacionales destinadas a perseguir estas conductas.

 

Sin embargo, lo más frecuente es que nos obliguen a retirar los contenidos y/o a pagar una indemnización al autor original de la obra. En algunos casos se nos permitirá seguir explotándola si llegamos a un acuerdo con el titular.

 

Pero las consecuencias pueden ser mucho más graves que una multa o indemnización. Por ejemplo, el Código Penal español sanciona en sus artículos 270 – 272 los plagios con penas de prisión de 6 meses a 4 años.

 

También se podría ordenar el cierre de nuestra página web. Y en el caso de que se atribuya el plagio a nuestra empresa, podrían intervenirla e incluso ordenar su disolución.

 

¿Cómo puede demostrarse el plagio?

Demostrar el plagio no siempre es sencillo, porque en ocasiones está muy cerca de lo que se considera “inspiración”, que es perfectamente lícita. En ocasiones bastará con utilizar un software especializado, mientras que en otros casos habrá que acudir a peritos.

 

En cualquier caso, lo más recomendable para evitar riesgos es:

👉   Encargar la creación de contenidos a agencias de confianza. Los profesionales que llevan tiempo en el sector garantizan la creación de contenidos originales.

 

👉   En caso de duda, consultar con un abogado mercantil. Estos profesionales pueden indicarte si has incurrido o no en plagio o si alguien te ha robado tu capital inmaterial. En caso afirmativo te ayudarán a iniciar las acciones procedentes.

 

Rodeándonos de profesionales de confianza evitamos incurrir en plagio y, por tanto, evitamos las consecuencias jurídicas de publicar contenidos robados.

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